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Éticas de máximos y de mínimos

Éticas de máximos

La religión es el mejor ejemplo de una propuesta ética de máximos.

Pero también lo son las éticas materiales como el eudemonismo de Aristóteles, para quien la ética tiene un objetivo central: la búsqueda de la felicidad, o el hedonismo de Epicuro que pretendía, en cambio, la búsqueda del placer.

En cualquier caso, estas propuestas de los griegos apostaban por la prevalencia de lo intelectual, lo apolíneo (que tanto despreciaba Nietzsche) frente a lo sensual o dionisiáco, cuando se refieren a aquellas cosas que nos harán felices o nos darán placer. Se defiende el concepto de virtud como medida que se administra con prudencia en el plano personal para obtener la justicia en el ámbito de lo público.

Máximos

"Buscamos la felicidad y tenemos derecho a ser felices"
Éticas de mínimos

La propuesta de Adela Cortina se sitúa dentro de la corriente procedimentalista y la ética discursiva, en la tradición representada por Kant, Hegel, Habermas y Apel.

 

Se apuesta por una ética formal y racionalista que diferencia entre lo bueno y lo justo buscando un procedimiento universalista que legitime las normas mediente el diálogo y la búsqueda de consensos.

También la teoría de la justicia de Rawls sería una propuesta de ética de mínimos en esta misma línea.
 

Mínimos

"Una institución que no pretenda ser justa es ilegítima, una sociedad que no pretenda ser justa es una sociedad inhumana"
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